Llueve en Madrid

Llueve en Madrid y también dentro de mí. Es una cosa que no puedo remediar, ya esto ha llegado a un punto que ni desde mi yo racional puedo controlar, ya hasta le cuento mis problemas a una pagina de Internet que he empezado a hacer, como terapia para no pagar un sicológico ni molestar a mis amigos.

Las cosas mas sencillas pueden convertirse en terribles y complicadas. En resumen que cuando uno tiene un problema del alma no sabe como resolverlo e intenta por todos los medios disimularlo y que no se note, pero por el contrario eso empieza a fluir hacia fuera hasta el punto de notarse en todo lo que hacemos.

Se te congelan todos los músculos y todos los huesos y notas una especie de angustia y ansiedad que no te deja participar en nada como antes lo hacías. Los demás te ven como siempre pero cuando tu te miras desde arriba, notas que algo no marcha bien, el menor gesto de indiferencia del resto empieza a agobiarte y a dolerte tanto que te planteas meterte en tu guarida y no salir nunca. Las noches de fiesta se hacen terribles porque no consigues mover los pies cuando antes no podías dejarlos quietos con cualquier sonido base de cualquier canción de este u otro mundo.

Esto no se cura solo, es la putada de estas cosas que solo tu misma puedes resolverlas y tienes que hacerte la valiente para articular palabra en una conversación que sabes que se tiene que dar, pero no te atreves ni a empezar por el principio, es en estos momentos donde te gustaría volver a los inicios y poder confesar todas tus trastadas a tu madre y que ella te dé su mejor consejo para saber por donde tirar, pero, ja, ja, eso ya no puede ser porque se supone que eres muy mayor y muy madura para poder solucionar los problemas tu solita y lo sabes perfectamente pero te empiezas a quedar pequeñita y esa fuerza de la que siempre has alardeado desaparece y te abandona.